En dermatología, los láseres son cada vez más utilizados, constituyendo una buena alternativa de tratamiento en ciertas patologías. La indicación del tipo de láser a ser usado en determinado paciente dependerá del criterio profesional, el cual deberá considerar los beneficios y riesgos del tratamiento.

El láser dermatológico constituye una herramienta efectiva en la terapéutica de enfermedades específicas de la piel, a  modo de resumen podemos indicar las principales aplicaciones:

• Depilación.
• Eliminación de nevus, tumores benignos, estrías, cicatrices, manchas, verrugas, lesiones premalignas  y lesiones.
• Eliminación de Tatuajes.
• Rejuvenecimiento facial.
• Tratamiento de acné y sus secuelas.

Se considera una técnica poco o mínimamente invasiva, con un alto nivel de seguridad y tiempos de recuperación relativamente cortos en sus diversos usos.

La formación médica continua es fundamental para conocer los últimos avances en la tecnología aplicada a la medicina, y así poder brindar la mejor solución a nuestros pacientes; pues es el médico dermatólogo el especialista mejor certificado en el cuidado de nuestra piel, ya que, la conocemos como ningún otro profesional de la salud.

Un material de relleno es una sustancia que se inyecta en alguna zona del cuerpo. Se los clasifica según su profundidad de ubicación como: dérmicos, subdérmicos y periósticos; su duración: temporales, semipermanentes y permanentes; la naturaleza: naturales, semisintéticos, sintéticos; su composición: colágeno (bovino, porcino y humano), ácido hialurónico, ácido poliláctico, hidroxiapatita de calcio, polimetilmetacrilatos y geles de poliacrilamida, entre otros.; y su comportamiento-estímulo (rellenos o bioestimulantes). Los rellenos temporales son los más empleados con fines estéticos, como el ácido hialurónico, debido a su  perfil de seguridad, a la facilidad en su aplicación y a los excelentes  resultados encontrados.

En las últimas décadas, la preocupación por el envejecimiento cutáneo se  ha incrementado de manera significativa, lo que ha llevado a buscar opciones para revertir el mismo. En este caso, el  ácido hialurónico constituye un elemento ideal y  ubicuo para el ser humano; pues forma parte de la matriz intercelular y es capaz de crear una matriz lubricante, hidratante (retiene agua), viscoelástica y proveer soporte a las células cutáneas embebidas en ella; devolviéndole  a  la piel su aspecto joven y vital.

La piel es un órgano visible, y la preocupación acerca de la belleza van en aumento. La principal indicación de los materiales de relleno es el rejuvenecimiento de la cara. Su uso combinado en ocasiones con la inyección de toxina botulínica, consigue resultados muy satisfactorios, y con una incidencia muy baja de efectos secundarios en manos profesionales.

Es un procedimiento terapéutico por medio de la cual introducimos medicamentos en forma de micro inyecciones superficiales,  únicamente en la zona específica que necesita el tratamiento; con el fin de provocar cambios beneficiosos a la piel. Ésta técnica ofrece la ventaja de permitir usar mínimas dosis de drogas, con el propósito de  alcanzar grandes resultados terapéuticos.

Los principios activos a usar dependen de la patología que padece el paciente. Podemos aplicar fármacos de acción vascular, lipolíticos, aminoácidos, enzimas, vitaminas, oligoelementos,  o medicamentos tróficos del tejido conjuntivo; para tratar el  envejecimiento y fotoenvejecimiento cutáneo, celulitis y adiposidad localizada, estrías, y alopecias, con estupendos resultados.

Consiste en la aplicación de diversas sustancias químicas corrosivas sobre la piel con el objetivo de exfoliar o levantar las capas más externas de ésta.

Se usa para mejorar el aspecto de la piel dañada por el medioambiente, mejorar cicatrices de acné o varicela, falta de homogeneidad en el tono de la piel, y eliminar manchas; pues las capas  resultantes de piel  tras realizar un peeling químico son nuevas, y por tanto más jóvenes y lozanas.

Los resultados varían en función de la profundidad que alcanza cada sustancia química utilizada; se pueden intervenir varias zonas corporales, sin embargo las más frecuentes son cara, cuello, y  dorso de manos;  cuyas ventajas y resultados alcanzados si son realizados por un médico especialista son satisfactorios.

En el apogeo de investigaciones bioquímicas destinadas a  contrarrestar los procesos celulares del envejecimiento, se  inició a estudiar y a utilizar el plasma rico en plaquetas (rico en proteínas y factores de crecimiento derivados de las plaquetas) por sus propiedades moduladoras, y estimuladoras de la proliferación de las células (fibroblastos, osteoblastos, células endoteliales, células epiteliales, adipoblastos, miocitos, y condrocitos, principalmente), y como un ventajoso elemento auxiliar para mejorar la regeneración tisular.

El plasma rico en plaquetas  es una fracción del plasma derivada de su propia sangre, que tras ser procesada en el laboratorio, presenta una concentración aproximada de  tres a cinco veces más de plaquetas  que lo normal.

Una gran variedad de especialidades médicas utiliza este derivado sanguíneo. Su  empleo en  dermatología  va  más  allá  de la cuestión estética, como el  tratamiento del envejecimiento  facial; se  lo usa también en diversas enfermedades,  como  las  úlceras  cutáneas crónicas,  y  más  recientemente, en diversos tipos de  alopecia.

Para  que  esta  técnica segura,  sencilla  y  con  múltiples  beneficios  potenciales continúe siendo de utilidad para el paciente, deberá ser extraído y administrado por personal médico y médicos especialistas entrenados.

La popularidad que ha alcanzado el mantener  la tan anhelada belleza y juventud por muchos años más, ha llevado a la medicina estética a usar una toxina potente de la bacteria Clostridium botulinum.

Consiste en la inoculación intramuscular de neurotoxina botulínica en la unión neuromuscular,  bloqueando la liberación de acetilcolina, un elemento necesario para producir la contracción muscular, lo que se traduce en parálisis muscular temporal. Con este efecto, se pretende que se atenúen  las arrugas cutáneas y por tanto, proporcionar equilibrio y  armonía facial.

La toxina botulínica es el único tratamiento que actúa sobre la causa de las arrugas de la piel, relajando los músculos que las producen; y que se forman por la gesticulación o con la expresión de las emociones. La toxina botulínica se aplica en  la frente, párpados, cola de ceja, entrecejo, nariz, cuello, y arrugas peribucales.

Es fundamental entender las expectativas de nuestros pacientes, explicarle los efectos que se obtendrán, los riegos y alternativas a este procedimiento;  con el propósito de tener pacientes complacidos.

La toxina botulínica al ser un producto de origen bacteriano, demuestra la necesidad de mantener esta poderosa sustancia en manos de médicos expertos en su  manejo y aplicación.